Agua Elemento Vital de la vida….

Nuestra primera parada esta ubicada en provincia de Bs As, en un pueblito campero llamado San Miguel del monte. Ubicada a 170 km del Caba porteño. Es una de las ciudades mas antiguas de la provincia, fundada en 1864.

Ese aire colonial se respira en cada esquina, como detenida en el tiempo. Arboles añejos la custodian y una laguna muy famosa que las familias eligen para pasar sus fines de semana y feriados.

Llegamos el 23 por la nochecita en plena ruta lluviosa y tapizada en neblina. Por fuera solo oscuridad y las siluetas de los guardianes arbóreos mostrando su plenitud sombría.

Lo poco que vimos al llegar nos acogió tal y como nos gusta….,mucho pueblo….mucha paz.

Nuestro sobrino y su hermosa familia nos abrió las puertas de su espacio, tan lleno de rincones de calma y relax. Llegamos tarde pero si algo destaca su personalidad es esa hospitalidad inmensa, que nos envolvió fraternalmente. A pura empanada y charla nuestro cuerpo se fue recuperando de tanto traqueteo.

La Primera advertencia que recibimos fue: «No tomen el agua….ni se les ocurra….tiene niveles tremendos de arsénico». Fue ahí, en ese preciso momento en que se me encendió esa alarma y me empecé a preguntar. «Como esto puede considerarse tan normal». Para Beberla, Cocinar, Higienizarse, Para vivir. El agua, ese elemento vital para la vida, aquí tan normalmente condenada.

Comprar de a litros para poder vivir en salud.

No voy a negar que el contraste es muy grande, un territorio tan abierto, tan campechano, que te invita a vivir la naturaleza y el agua tan contaminada.

Hoy recorríamos caminando el borde de la laguna, gente al aire libre haciendo deportes, disfrutando del sol. Cartelería invitado a disfrutar camping lanchas pesca, etc. En un momento entramos en el corazón de uno de los barrios y nos sorprendía la intensidad de los sonidos de la naturaleza, sus pájaros en bandadas, sus caballos ocupando lugares de privilegio (Como corresponde); vimos un cartel que decía «prohibido estacionar Lugar cedido para los caballos» jajajja que maravilloso.

Aquí huele a campo, a hogar, a paz. Solo que en esa normalidad el arsénico no debería estar.

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